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Castilla siempre a contracorriente

Los movimientos políticos en el Estado en las últimas semanas han provocado una nueva crisis en Ciudadanos, pero esta vez lo que está en juego no es su continuidad, porcentaje de voto o de poder, lo que está amenazado es su existencia.

Los grandes medios han impuesto la narrativa que todo esto comenzó en Murcia con la moción de censura presentada por Ciudadanos y Psoe contra el PP tanto en el ayuntamiento como en la región de Murcia.

Sin embargo, fue en Castilla y León donde se hizo el primer anuncio de moción de censura. El 16 de febrero, Luis Tudanca del Psoe y a consecuencia de la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León de tumbar el toque de queda a las 20.00 horas quien anunció que comenzaba contactos para presentar una moción de censura contra Mañueco.

A pesar del anuncio, no se llevó a cabo hasta que se produjo el terremoto político en Murcia y Madrid.


Las particularidades de nuestra región, hacen que siempre vayamos a contracorriente.

Después de las elecciones de 2019, Cs se debatía entre mirar a su derecha o a su izquierda. Su líder regional, Francisco Igea, era partidario de poner fin a "la era popular", en el poder más de 30 años, pero desde la dirección de Ciudadanos en Madrid se apostaba por ir con su socio "natural" y pactar con el PP. Esto se enmarca en un pacto entre las directivas de los partidos PP y CS en Madrid en diferentes territorios.

Igea se "tragó el sapo" y aceptó pactar con Mañueco.

Cuando Inés Arrimadas se hace con el poder del partido naranja (ganando a Igea) se plantea la ruptura de CS con el PP en algunos gobiernos locales o regionales.

Igea que ya se tragó el sapo, se niega en rotundo a estar nuevamente subordinado desde Madrid. Si hay acuerdo Psoe-CS desde Madrid, Ciudadanos CyL se rompería.

En Burgos hay otros dos casos dignos de mención.

En la Diputación de Burgos, Ciudadanos exige el fin de la era César Rico como presidente, debía ser sustituido por otro presidente o dejar el puesto a Ciudadanos.

Tras los pactos a nivel nacional, CS Burgos acepta que siga César Rico de Presidente de la Diputación a cambio de la vicepresidencia.

El caso más surrealista se da en el ayuntamiento. El pacto al que llegaron en Madrid PP-CS-Vox ponía de alcalde a Vicente Marañón de CS, pero su negativa a tratar nada con Vox llevó a los verdes a votar en contra de Marañón y por tanto el candidato del Psoe, Daniel de la Rosa, se hacía con la alcaldía. Tras dos años de gobierno local, es el Psoe quien, buscando estabilidad, tiende la mano a CS y Marañón pasa a la vice alcaldía.


Lo más curioso de todo, la hemorragia de políticos naranjas que se bajan del barco o se cambian a filas populares, por el momento no está teniendo su réplica en Castilla y León a excepción de María Montero.


No se entiende que sigas como si nada con un partido que te está haciendo una "OPA hostil", que llama directamente al cambio de chaqueta, que compra diputados para que no triunfe una moción de censura. La disyuntiva que tienen los naranjas es muy compleja, seguir igual puede romper el partido, pero romper el gobierno también puede romper el partido.

Con total seguridad los naranjas de Castilla y León han tomado una decisión muy de Rajoy, no hacer nada y esperar a que los problemas se solucionen, pero esto también es seguro, esta vez los problemas no se solucionan solos.


En dos años habrá elecciones regionales y locales y aunque pueden cambiar las cosas, todo apunta a un batacazo naranja que puede impedir que se repitan los pactos PP-CS o nuevos Psoe-CS. Las cortes apuntan a un panorama más polarizado, PP-Vox y Psoe-Podemos.


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