A 9 kilómetros del centro de Burgos por la carretera Logroño tenemos un terreno urbanizado que espera en el tiempo el buen hacer de los políticos para la llegada de empresas del sector tecnológico. Hablamos como no, del Parque Tecnológico.

Promovido por la Junta de Castilla y León en 2006, no es hasta 2010 cuando empiezan los trabajos de la primera fase de urbanización, fueron paralizados a finales de 2011 por falta de presupuesto y problemas legales cuando estaba ejecutado al 60%. Reanudadas las obras en marzo de 2019, la previsión es que finalicen en 2021, aceptándose ya reservas de suelo, pero claro está que esto no va a suceder así.
Pensado para acoger empresas que promuevan y realicen cualquier tipo de investigación, y que concentre especialmente de sectores tales como la automoción, agroalimentario, nuevos materiales, telecomunicaciones, bienes de equipo y robótica este parque se convertiría en el mayor de toda Castilla y León.
Lo cierto es que Burgos, ya sea la provincia con más industria de la región ha provocado la queja de otras provincias que ven en este Parque Tecnológico un trato de favor.
Burgos, por su localización y otros factores se ha convertido en un punto estratégico y de interés para muchas empresas, que rechazan irse a parques tecnológicos como los de Palencia o Valladolid, pero si ven con buenos ojos al de Burgos.
A partir de aquí, lo que hay y es un hecho que no se ha rectificado, es un trato discriminatorio. Es evidente que el proceder de los responsables de la Junta no ha sido el solucionar los problemas del Parque Tecnológico si no todo lo contrario.
Desde 2006 los gobiernos de la Junta han sido del PP y PP-CS y ninguno de estos ha sido capaz de poner fin a interminable historia que dura ya 15 años.
Estos propios partidos a su nivel local, no son capaces de exigir a los suyos que se finalice con el proyecto, tampoco ayuda que las relaciones entre cúpulas locales y regionales sean malas o inexistentes.
Si hay algo seguro es que "lo del tecnológico", va para rato...